La feria, el espejo y la ventana


Iba a ser el dia del festival. La fecha estaba cerrada. Todos aquello que marcaba el rumbo de un futuro amor de pacotillas ya habia sido designado por la buena fortuna. Ansiosa ante las futuras imagénes de un futuro armado por algodones de azucar y desfiles de arco iris, ella miraba ella su imagen en el espejo antiguo que antes habia servido de reflejo acestral de mil y un virgenes asesinadas.

Tocaba su pelo, se sabia hermosa. Humedecía el espejo con sus labios, habia cierta melodia angelical en el rito de besar sus propios labios, esos que al momento de abrirse para recibir el regalo del sexo se estremecían ante la poesia carnal.Empezó a despojarse de su vestido de seda, quitó todo aquello que la ocultaba de los ojos serenos de un testigo oculto que vivía en la mente de tantos supuestos amantes.

Una vez purificada su piel inició el recorrido con sus ´cutículas. Y para ella eso era el placer, eso era lo que tantas voces buscaban ocultar, su mente solamente accedía a pergeniar nuevas formas de alcanzar cierto balance karmico, yasi cometer el pecado, ese que según su logica pseudo narcisista era tan fulminantemente perfecto.Se asomo a la ventana de su cuarto, esa que tantas veces le habia ofrecido un sin fin de escapes oportunos, y pudo ver la feria. Agudizo sus sentidos sólo para escuchar las carcajadas de aquellos personajes entre los que antiguamente ella podía saberse feliz.Pero no, ahora solo entendia del mero apetito carnal. Y ahi quedó, desnuda, parada frente a su reflejo, excitada.

Agarró entonces el abrecartas que descansaba sobre la alfombra, volvió a su posicion de goce, y sin mas rodeos golpe tras golpe empezó a perforar su cuerpo, siempre tratando de no lastimar organos vitales,Era ya el golpe numero 400, y su rostro no expresaba dolor, mucho menos arrepentimiento. Su silueta se confundía con el rojo caoba que penetraba las vetas del espejo.


Pero aun asi la perfeccion que sus ojos percibian seguia ahi presente. De repente entro su madre al cuarto, y sorprendida se dirigió hacia la niña que se mantenía de pie frente al espejo. LA mujer vio a su hija, y despues vio el reflejo de suhija, y despues vio su propio reflejo, y entonces empezó a desprenderse de su jardinero lentamente, saco todo atisbo de tela mundana que cubría su cuerpo, para asi purificar su cuerpo con el abrecartas. Y asi el espejo quedo repleto con la sangre de 800 golpes distintos.Madre e hija se miraron, miraron sus reflejos, y se dirigieron a la ventana, y tomadas de la mano quedaron sumidas en la mas perfecta de las imagenes, en la mas poetica de las relaciones, en la mas cuerda de las escenas.